Los agapornis son aves pertenecientes al grupo de las psitácidas. Su colorido plumaje, su carácter sociable, curioso y activo, su pequeño tamaño (entre 12 y 16 cm y entre 45 y 70 gramos de peso), y su gran longevidad (entre 10 y 15 años), hacen de este animal una mascota muy deseada. A continuación detallaremos diversos aspectos que debes conocer para tener a este maravilloso animal en óptimas condiciones.
- Necesidades sociales
Todos los loros son animales muy sociales, pero en los agapornis, llamados también inseparables, esta condición es especialmente importante. El nombre científico deriva de los términos griegos ágape (‘amor’, ‘afecto’) y ornis (‘ave’), y hace referencia a los importantes vínculos de pareja en esta especie, que forma parejas monógamas de por vida. Este vínculo es tan importante, que la pérdida del compañero puede suponer en el individuo superviviente un estado similar a la depresión. Esto no significa que no pueda tenerse un agapornis solitario, pero debemos tener en cuenta que el hecho de tener un individuo en soledad le hará más propenso a alteraciones del comportamiento y a problemas de salud. La pareja debe formarse desde el principio (deben adquirirse dos ejemplares que ya se conocen), e idealmente debe estar formada por macho y hembra. En el caso de que tengamos un individuo y queramos adquirir otro para que le haga compañía, debemos introducir al nuevo ejemplar de forma gradual y progresiva. Las hembras suelen ser más territoriales y agresivas, especialmente con otras hembras.
Además de la socialización con su pareja, como en otros loros la socialización con el propietario es esencial. Los loros necesitan estar integrados en la familia, por lo que es preciso interaccionar con ellos a diario, dentro y fuera de la jaula.
A pesar de la alta sociabilidad interespecífica, los agapornis no suelen tolerar la presencia de aves de otras especies. Por otra parte, pueden ser portadores asintomáticos de la enfermedad del pico y las plumas, por lo que no es recomendable que convivan con loros de otras especies, a los que pueden infectar.
- Tamaño y composición de la jaula
Los requerimientos de jaula para el agapornis son comunes a los de los demás loros. Debemos proporcionar una jaula del mayor tamaño posible, que permita al animal moverse con libertad y hacer pequeños vuelos. Son preferibles las jaulas rectangulares a las circulares, pues en las jaulas rectangulares el ave puede ubicarse mejor y establecer puntos de referencia, y además permiten poner uno o dos lados del habitáculo pegados a la pared, lo que ofrece al animal sensación de seguridad. Respecto al material, son preferibles, por ser más higiénicas, las jaulas de metal con respecto a las de plástico o madera. Siempre deben proporcionarse jaulas de barrotes, que permiten una correcta ventilación, y preferiblemente los barrotes deben estar dispuestos en horizontal, de esa forma la mascota puede trepar y ejercitarse.
Un posible problema que debemos tener en cuenta es la intoxicación con materiales metálicos de la jaula. Para evitarlo, debemos escoger jaulas de aluminio, acero inoxidable o galvanizadas, y siempre evitar las jaulas viejas, que tengan evidente deterioro de la pintura o zonas oxidadas. También es recomendable evitar poner frutas entre los barrotes de la jaula, pues la acidez favorece la disolución de la pintura y la liberación de pequeñas partículas tóxicas.
El suelo de la jaula debe ser de rejilla y tener debajo una bandeja extraíble, de forma que las heces no estén en contacto con el animal. La bandeja puede forrarse con papel de periódico, papel de cocina o sustrato de papel prensado.
La jaula debe contener:
- Comederos y bebederos: de materiales no tóxicos y fácilmente lavables, localizados de tal forma que se minimice la caída de heces en su interior.
- Perchas: a diferentes alturas, preferentemente de madera natural y de diferentes diámetros, para permitir el desgaste de las uñas y el ejercicio de las articulaciones de los dedos (de lo contrario puede producirse artrosis y anquilosis). Hay que evitar las perchas de plástico de diámetro uniforme y las perchas limauñas, que pueden lesionar la fina piel de las patas.
- Juguetes: los loros son animales muy inteligentes y muy curiosos, y necesitan continuos estímulos para tener un óptimo estado de salud. Los juguetes más apropiados son los hechos de madera, cuerda y cartón. Deben evitarse los juguetes de plástico o metal, especialmente aquellos con piezas pequeñas que puedan ser ingeridas; y los espejos, que pueden confundirlos. Igual de importante es rotar los juguetes y cambiarlos de sitio periódicamente para estimular su espíritu de curiosidad.
- Espacio: un error común es llenar indiscriminadamente la jaula de juguetes, lo que limita el espacio disponible para vuelos. Es mejor poner pocos juguetes e ir rotándolos, que poner demasiados. Además del propio espacio en la jaula, es recomendable que tengan acceso a un espacio vigilado fuera de la jaula donde puedan volar, ejercitarse e interaccionar con la familia.
- Hueso de Jibia: aporta calcio, además de ser un sustrato ideal para limar el pico y aportar enriquecimiento ambiental.
- Bañera: los agapornis son orginarios de zonas húmedas y adoran darse un buen baño de vez en cuando. Es recomendable que tengan a su disposición un recipiente con agua limpia y desclorada (basta con dejarla reposar 24 horas) destinado a este fin. Otra opción es pulverizarlos varias veces al día con agua también desclorada. La humedad es esencial para permitir un buen estado de salud de la piel y el plumaje, y juega un papel especialmente importante en el periodo de muda. Siguiendo este razonamiento, un buen momento para compartir con nuestra mascota psitácida es la ducha: meter la jaula en el baño mientras nos duchamos aportará humedad al plumaje y las vías respiratorias además de suponer un momento de importante socialización propietario-mascota.
- Nido: no es recomendable proporcionar nido y material de nido a no ser que queramos que críen.
- Condiciones ambientales y localización de la jaula
Igual de importante que la composición de la jaula es la localización de la misma. Los agapornis proceden de las selvas tropicales africanas, por lo que deben estar en un ambiente húmedo y cálido, alejado de corrientes de aire y temperaturas extremas. También deben estar alejados de humos y olores fuertes (la cocina es el lugar menos indicado de la casa para tener a esta o cualquier otra ave), de ruidos fuertes, y de posibles depredadores (perros, gatos, aves salvajes, etc). El aporte de luz solar directa (sin cristal de por medio) es recomendable de forma ocasional, siempre controlando las condiciones ambientales y preferiblemente con una mosquitera que reduzca el contacto con insectos y otros animales como aves silvestres, que pueden transmitir diversas enfermedades. Por otra parte, es recomendable que cualquier loro tenga enriquecimiento visual. Con este fin la jaula puede colocarse cerca de una ventana, o en una zona con tránsito de gente, por ejemplo, el salón. Como hemos comentado en el apartado anterior, también es recomendable que una de las paredes de la jaula esté pegada a una pared, para aportar al animal un ambiente protegido y tranquilo.
- Fotoperiodo
El fotoperiodo es un aspecto importantísimo en la salud de los agapornis y otras psitácidas. Las selvas tropicales de las que proceden apenas cuentan con cambios de fotoperiodo con la estación del año. Por ello, es muy importante proporcionar un ciclo de luz y oscuridad constante de unas 10 horas, o, lo que es lo mismo, que nuestra mascota se despierte y se acueste siempre a la misma hora, estando despierto durante 10 horas al día. Para permitir este periodo constante en nuestras latitudes, puede ser necesario alargar los días con luz artificial en invierno y acortar los días en verano, bajando las persianas y apagando las luces o bien, tapando la jaula con una tela opaca. A la hora de dormir, es recomendable llevar la jaula a una habitación diferente o, mejor aún, cambiar también de jaula, a una jaula que identificará como refugio y lugar de descanso.
- Dieta
Tanto los agapornis como otros loros pasan gran parte de su tiempo buscando alimento e ingieren en libertad gran cantidad semillas, frutas y verduras, legumbres y, ocasionalmente, algún insecto. En cautividad, tradicionalmente se han alimentado las aves con mezclas de semillas, que no solo no representan su dieta en libertad y son nutricionalmente desequilibradas, sino que además permiten a las aves seleccionar aquellas semillas que más les gustan, comportamiento que deriva de la libre disposición de alimento en cautividad y que desequilibra aún más ración. Por todo ello, la dieta de los agapornis debe constar de varios componentes:
- Pienso: Actualmente existen en el mercado gran cantidad de piensos extrusionados específicamente diseñados para loros, que reúnen las necesidades nutricionales específicas de nuestras mascotas y deben constituir la base de su alimentación.
- Frutas y verduras: pimiento, remolacha, brócoli, apio, verduras de hoja verde, guisantes, judías verdes, calabacín, manzana, pera, fresa, naranja, kiwi, mango, pomelo, sandía, melón, … pueden administrarse una moderada cantidad a diario.
- Semillas, legumbres y otros: legumbres cocidas sin sal, semillas crudas, precocidas o germinadas, pasta, arroz, cous-cous,… pueden administrarse en pequeña cantidad unas 3 veces en semana.
- Alimentos de origen animal: huevo cocido o yogur natural sin azúcar, en muy pequeña cantidad, en periodo de reproducción.
- Complementos multivitamínicos y minerales: pueden añadirse en época de muda (de junio a agosto normalmente) y reproducción. Hay multitud de complementos destinados a estos fines y diseñados específicamente para aves. Siempre deben usarse atendiendo a las instrucciones del fabricante.
Recordemos que la búsqueda de alimento es uno de los comportamientos más importantes en los psitácidos, por lo que la disposición de comida monótonamente en el comedero debe evitarse. El comedero debe tener siempre pienso disponible, pero se pueden ofrecer otros alimentos en distintas presentaciones y tamaños, e incluso en juguetes interactivos para búsqueda de comida, comprados o hechos a mano (por ejemplo, cajas de cartón con algunos agujeros).
También debemos tener en cuenta que algunos alimentos y plantas pueden ser tóxicos. Aguacate, cacao, café, cebolla, ajo, alimentos azucarados o salados, leche o alcohol deben ser rotundamente evitados.
- Higiene
Los comederos y bebederos deben limpiarse diariamente, con un estropajo específicamente destinado a este fin (no es recomendable usar el mismo que se usa para limpiar los utensilios de la cocina de la casa). Una higiene incorrecta de los bebederos suele ser el origen de muchos problemas infecciosos. Además, una vez a la semana debe limpiarse a fondo toda la jaula, incluidas perchas y juguetes.
- Sexaje
Los agapornis no gozan de dimorfismo sexual (diferencias físicas evidentes entre machos y hembras), por lo que el único medio fiable de sexaje es por ADN o por endoscopia. Sin embargo, nos puede ayudar saber que las hembras suelen ser más grandes, más territoriales o agresivas, y tener los huesos pélvicos más abiertos.
- Reproducción
La época de cría suele discurrir entre octubre y mayo, pero depende enormemente de las condiciones climáticas. La hembra puede poner entre 3 y 6 huevos a días alternos. El periodo de incubación es de 23 días y el destete se produce a las 7-9 semanas.
- Cuidados veterinarios
Es recomendable realizar una revisión veterinaria cada 6-12 meses, para evaluar el estado de salud general y valorar la necesidad de cambios de manejo y/o desparasitaciones. Algunos signos que deben alertarnos y pedir cita en el veterinario son:
- Nuestro agapornis está apático, embolado (con las plumas ahuecadas), tiene aspecto triste o está en la parte de debajo de la jaula
- Pérdida o ausencia de apetito
- Puesta de huevos anómalos, rotos, con cáscara blanda o con sangre
- Heces blandas
- Ojos cerrados, secreción ocular o nasal, respiración con la boca abierta, movimiento de la cola acorde con la respiración, sonidos audibles al respirar
- Vómitos o regurgitaciones en exceso o fuera del periodo de reproducción
- Problemas en la muda, plumaje desaliñado, “bultos” entre las plumas
- Cojera, alteraciones en la motilidad, tortícolis, cuello girado
- Comportamientos anormales
- Especies
Existen 9 especies de agapornis, de las cuales las más populares son el agapornis roseicollis y el agapornis de Fisher, por ser, generalmente, las más sociables.