

Seguro que si convives con perros y gatos, o conoces algo sobre estos animales, te suena el nombre de leishmaniosis. Sin embargo, es una enfermedad que hasta ahora no se había detectado en hurones domésticos, aunque esto acaba de cambiar.
La leishmaniosis en hurones domésticos es ya una realidad a partir del primer caso diagnosticado como tal dentro de España. Te contamos a continuación todo lo que debes saber sobre esta situación.
Leishmaiosis en hurones domésticos detectada en España
Lo primero que debes conocer es que este caso (sobre el que puedes leer el estudio completo, en inglés, aquí) refuerza el hecho de que los hurones tienen un papel importante como potenciales huéspedes reservorios de este parásito. A partir de ahora hay que tener la mirada puesta en ellos, incluyendo a los hurones domésticos, que hasta ahora no se habían visto afectados.
El caso comenzó con un hurón doméstico, de 4 años de edad, que presentaba una lesión papular en el pabellón auricular derecho. Fue diagnosticado de dermatitis piogranulomatosa crónica. Este fue el primer signo de la enfermedad. Y a raíz de él se detectaron microorganismos ovales intracitoplasmáticos intralesionales compatibles con una posible leishmaniosis.
A partir de aquí las investigaciones se van a centrar en el papel del hurón dentro de la propagación de este parásito y en cómo evitar que esto se repita. Además, es necesario conocer qué impacto puede tener este hecho para la salud pública.
Datos sobre la leishmaniosis
Esta enfermedad es la segunda, tras la malaria, en la lista de la OMS (Organización Mundial de la Salud) de enfermedades por protozoos que causan mayor mortalidad en humanos. Actualmente se estima que más de 12 millones de personas en el mundo están infectadas por el parásito.
Los perros son el principal reservorio de leishmania pero, como vemos, no son el único animal que puede propagarla. Los gatos, los conejos y las ardillas ya se estudian como otros reservorios.